jueves, 10 de noviembre de 2011

the swim






FRÍO, DOLOR...

No se puede decir mucho más, después de una semana horrible de mucha tensión en el trabajo y poco tiempo para entrenar llega por fin el sábado, por meticulosidad preparando la bici se me olvida hasta entrenar, pero por lo menos lo dejo todo preparado, el viento que hay ya el sábado me da mala espina, pero estoy preparado y convencido para montar la lenticular y darle cera sin pensar en nada más, lo tengo más que claro, hay que jugársela, y si quiero sacarle tiempo a los de mi grupo de edad y quedar lo más adelante posible no tengo otra opción.

así que después de un sábado raruno, (solo en casa, pegando los tubulares con mucho cuidado y sumando calorías y preparándome la comida de la competición, para después pasar a recoger los dorsales y escuchar lo que ya sabía en la reunión técnica) me voy a dormir con mucho nervio encima, no hago más que oir el viento fastidiándome a la hora de dormir, no hace más que silbar, golpear las persianas y recordarme si no habrá sido un error ponerle la tapa a las ruedas... así que como me pasa en algunas citas, duermo poco más de 3 horas, creo que el estrés de la semana tuvo mucho que ver...

así que wake up early, me preparo el desayuno, no me paso, coloco todos los bidones y mientras viajo para La Pedrera me bebo un bidón mezclado con un poco de proteínas e hidratos de carbono de Vitargo puro, noto que a diferencia de lo que me pasó en Frankfurt el cuerpo me pide beberme todo el bidón... llego al pantano, aparco el coche sin problemas, somos 3 gatos contados, y me dirijo a colocar la bici, miedo me da ver como se balancea en las barras, pero es que la lenticular es lo más parecido a una vela... veo a mis amigos, Penalva, Mateo, Martica, Gía, Andresón, Joaquín y Juan mi entrenador, me hubiera gustado dedicarle una pedazo de carrera y un podio, lo primero casi lo consigo, y lo segundo se me queda un poco más lejos...

empieza a salir el sol y el viento aumenta, la cosa da un poco de miedo, entramos en el pantano por el carril de la muerte y al final nos espera una piragua que nos explica un poco el modo de proceder, apenas se le oye, y mientras está explicándolo suena la bocina, así que nos pilla a todos un poco por sorpresa, salgo controlando, no tengo prisa y como no he calentado me dejo ir un poco al principio, empiezo a pillar buenas sensaciones justo cuando entramos en un bosque fantasma (restos de los antiguos paisajes que habría en la zona antes de la inundación) con lo cual tengo que buscar una salida al bosque, llego a la primera boya sin problemas, luego a la segunda, y cuando toca volver, con el viento de cara no hay manera de encontrar la salida, además el viento nos lleva a la segunda boya, así que haciendo el tonto, igual que todo el grupo que me seguía me lanzo a por la boya pensando que la salida estaría por allí, craso error, una vez llegamos allí hay un señor en una piragua que nos manda dirección al pueblo que nos habíamos equivocado, así que con un extra de fácilmente 300 o 400 metros salimos. Tengo la impresión de haber hecho por lo menos una hora y media, así que aprieto un poco para intentar salir, además ese trozo hay que hacerlo en dirección opuesta al viento, es todo sufrimiento del bueno... por el frío se me empieza a dormir la mano izquierda y me duele la cabeza (cosa que no paró en todo el triatlón)...

consigo salir y como siempre Gía me está esperando ya cambiándose, suelto cuatro bromicas con los allí presentes para olvidarme del tiempo que llevo, pregunto cuanto tiempo llevamos de carrera y me sorprenden con un 1.09

así que me animo, pero sé que he perdido mucho tiempo en el agua, y decido jugármela en la bici...

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