lunes, 22 de diciembre de 2008

vadim - the terrorist (con muuuuucho volumen)





vaguedad - no es solo no hacer nada, es, además, no tener ganas de hacer nada...

hoy como me pesa la mente mucho, me abstraigo...

chapter 0.0

por fin su mente dejó de soñar, notaba la espalda sudada y la comisura de los labios reseca, le costaba abrir los ojos y notaba un barullo incesante en sus oídos, la habitación se hallaba totalmente inerte, sus ojos ya se habían acostumbrado a la iluminación que había instalado 3 días antes, las toxinas de la noche anterior comenzaban a crear problemas en su cerebro, no era la primera vez, así que puso a funcionar la máquina de diálisis overpowered, y su chute de antidepresivos y excitantes, había estudiado tanto los efectos que antes de notar los daños ya se integraba las agujas en los orificios, esta vez tenían un aspecto peor, pero no recordaba nada del día anterior, solo sabía que tenía trabajo, dos inyecciones más, calibradas con antiimflamatorios, anabolizantes y vitaminas y estaría como nuevo, le empezaba a doler el mentón y el pabellón auditivo derecho, explorando con el sentido del tacto algo alicaído nota cierta atrofia, ayer había algo ahí y ahora no lohay..., la máquina emite dos chasquidos y las agujas son extraidas sin ningún cuidado, busca a tientas un espejo, encuentra una cámara, la conecta al hard drive y sin apenas una marca de extrañeza en su rostro observa la falta de cartílago en su oreja y la mandíbula totalmente hinchada, el diseño del reparador tisular le había costado años y profundos silencios que explicar, pero funcionaba perfectamente, solo tuvo que esperar 3 horas y todo volvería a la normalidad, aunque eso si, el dolor iba a pasarle factura, por lo menos ese día, pero tenía la mente en otro sitio, su última creación estaba a punto de ver la luz, de repente, como quien recuerda algo observa un vehículo al final de la habitación...la noche de ayer trajo algo más que moraduras y restos sanguinolentos, recordó por fin al dueño del sakura, le costó trabajo convencerle para jugarse el auto, su vehículo aún le daba problemas y tenía ciertas dificultades para mantenerse estable en las curvas, suavemente lo acarició hasta llegar al capot, no iba a violarlo sin chutarse una buena dosis de un sobrealimentador neurotrópico, todo fuere por encontrar con la mente lo que los ojos no ven.
su dueño venía de kobe, y su tecnología era altísima, pero nunca tenían en cuenta que siempre había importancia en el azar, no todo es ley física, ni química, no todo responde a parámetros, su indumentaria le delató rápido, las grandes medias elegían la basura que debían tragar los humanos, pero sobre todo, elegía su forma de pensar, de actuar y su apariencia, la última moda eran los carísimos implantes biomecánicos en la cara y brazos, bien visibles y con muchos leds, la gente de las populosas intentaba siempre buscar esa dosis de toxinas o simplemente de ilegalidad fuera de las megaurbes, sin el azote ni la vigilancia del gran hermano, ese día no sería su día de suerte, no, ese día iba a dar con un refinado interior metido en un corderito lechoso, y se iba a tragar el anzuelo como buen samaritano, el coche del aventurero sonaba increiblemente bien, sus neumáticos de 355 mm atesoraban que, o bien necesitaba un extra de agarre gracias a una potencia desmesurada, o bien se intentaba pegar un farol de los que marcan época, se le notaban horas de tunel del viento por doquier, la famosa gota de agua podía observarse por todos sus accidentes...
el mío no, estaba en mode pardillos, lo cual dejaba el carburador combado y emitía un ruido a canica suelta que llamaba la atención, las explosiones de los cilindros se desacompasaban a propósito para darle un aspecto más calamitoso al coche, de todas maneras apenas tenía nada que hacer con ese monstruo venido del cielo, lo único que no sabía el visitante es que en el infierno no hay reglas...se dejaba llevar por la voz ronca y poco agraciada de shelvin, un chavalito puenteado entre dos mundos tan opuestos, trabajaba en la opulencia sirviendo a los metropolitanos pero no podía vivir con ellos, traía a las presas, y el primer cazador que llegaba le daba un 15% de lo recaudado, había que darse prisa, pq si aparecían más la cosa se dirimiría en una carnicería en la cual nadie saldría ganando, su cara era claramente la de un habitante, pero todo su cuerpo pertenecía sin lugar a dudas a una rata de alcantarilla, así se nos llamaba, éramos las ratas, y por supuesto vivíamos en sus alcantarillas, el primer acelerón de vetusto sorprendió al extranjero, ya no lo veía con los mismos ojos, comprendió parte del engaño, pero tenía tanta confianza en su mirada que presagiaba una ganancia fácil y simple, no iba solo en el coche, pero su acompañante portaba una capucha que solo dejaba ver parcialmente su cara, era difícil diferenciar su condición sexual, en las urbes se parecían demasiado los hombres y las mujeres, se llevaba el punto intermedio, las caras parecían copias idénticas sin ningún detalle diferenciador, no tenía vello en la piel, el lugar que debían ocupar sus cejas contenía tres leds multidireccionales que emitían destellos nebulosos interesantes cual farola rodeada de insectos, el segundo acelerón sonó diferente, el mode era racer, y la onda expansiva golpeó a shelvin, que se había parapetado antes del estruendo, la guerra había comenzado y todos los injertos de su piel estaban abiertos, simbiosis entre coche y ser humano, el vecino empezó a notar dónde se había metido cuando una monumental llamarada marcó el asfalto detrás de Vetusto